A la espalda de Sena, un valle glaciar -el panazal- surca todo el entorno para dar pasto a las vacas y yeguas en primavera y colorido durante todo el año a sus visitantes. A finales de febrero se mostraba de esta manera. El recorrido comienza en Villafeliz y finaliza en Robledo de Caldas, uno de los pueblos del rincón del ayuntamiento de Sena de Luna.
Partimos de Villafeliz, por la pista que nos acerca al Panazal. Díafeliz.
El valle, con su plataforma fluvial, autopista sin peaje para el ganado.
De cuando en cuando, el agua transparente emerge de su refugio subterráneo.
¿Una foto más? Quizás sí si no fuera por las decenas de rebecos que corren por estas peñas ante nuestra mirada. Gracias por dar tanta vida al paisaje invernal.
El puerto no se cansa de mostrar su amplitud.
Parapetos de una cruel lucha que marcó la vida de los vecinos de estas tierras montañesas. Hoy homenaje a los caídos de ambos bandos.
Cambiando de valle, hacia las espaldas de Robledo y de Caldas.
El agua ejerce de ingeniero de caminos realizando túneles improvisados.
Otra familia feliz. Nosotros también.
Las peñas que dan paso hacia Caldas de Luna, pintadas de blanco.
Peña Ubiña se empieza a dejar ver, ¡cómo no!
Los caminantes se dirigen ya hacia Robledo, quizás con algo de fatiga.
El valle de Cubil, hace un rato a ras, ahora en su inmensidad.
Peña Ubiña no quiere despedir la ruta sin mostrarse altiva.
El final de la ruta, Robledo de Caldas, ¿con los ojos cansados o el objetivo desenfocado?
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